Bajar de peso sin seguir una dieta restrictiva, sin alimentos prohibidos, sin el efecto yo-yo, es posible. ¿Cómo? Aprendiendo una forma diferente de comer, respetando las necesidades de tu cuerpo, aprendiendo cuándo realmente tienes hambre y cuándo te sientes lleno. ¿Cómo? Utilizando el método cada vez más popular de coaching nutricional, basado en la terapia conductual y la psicología cognitiva.
Es obvio que necesitas comer menos para perder peso. Pero esa es la parte más difícil. ¿Cómo puedo comer menos sin que me violen o sin pensar constantemente en: cuánto he comido? La respuesta es observar su propio cuerpo, especialmente haciendo un seguimiento de cuándo, cuánto y cómo comemos. El caso es, como suele decirse, "no te comas tus emociones". Es mucho más fácil decirlo que hacerlo. De ahí la necesidad de personas que puedan ayudarlo con esto, cada vez más populares, especialmente en los países altamente desarrollados, entrenadores en nutrición.
Coaching nutricional - la anti-dieta
Hace 15 años, dos especialistas, un nutricionista y un psiquiatra, al ver los peligros inherentes al negocio dietético (especialmente las dietas milagrosas y muy populares que causaron diversas enfermedades y el efecto yo-yo), crearon un programa en el que no había habido, hasta ahora, ninguna característica de dietas de restricción - ni el efecto: ni los alimentos que deben eliminarse, ni el conteo de calorías. Se podría decir que inventaron una forma para la que el nombre más apropiado es "anti-dieta".
Su programa nutricional, por otro lado, fue recuperar el equilibrio en el cuerpo. No son las personas interesadas en perder peso, ni los entrenadores que les ayudan a ganar un peso equilibrado, quienes deciden al respecto. El peso de una persona lo decide el propio cuerpo. Los creadores del coaching nutricional asumieron que cada persona tiene su propio peso, por el que el propio cuerpo se esforzará, manteniendo los hábitos alimenticios adecuados. Por tanto, todo el proceso de pérdida de peso debería ser lo más natural posible.
¿Cómo adelgazar sin hacer dieta?
Toda la filosofía del programa se ha dividido en tres componentes: hábitos alimentarios, emociones y cuerpo. El trabajo del entrenador sobre los hábitos alimenticios está diseñado para enseñar a escuchar la información que fluye del cuerpo. La idea es aprender a reconocer la sensación de hambre y saciedad, pero también a encontrar placer al comer. Los creadores del programa señalaron que si una persona escucha sus necesidades, come menos. Pero para poder escucharnos a nosotros mismos, debemos eliminar todas las razones por las que comemos habitualmente, es decir, las emociones que nos acompañan. Con este fin, el entrenador nutricional enseña relajación, respiración profunda y, como resultado de estos ejercicios, a estar al tanto de lo que está sucediendo con nuestros pensamientos y sentimientos. Este programa de adelgazamiento también utiliza la experiencia de otros placeres además de comer: tomar el sol, bañarse en el agua, actividad física (adaptada a las capacidades individuales).
¿Es terapia o medicina?
El coaching nutricional no se basa en ningún diagnóstico médico. Si desea participar en un programa de este tipo, pero no está seguro de si su estado de salud lo permite, consulte a su médico.
En el aspecto psicológico, no es terapia, sino coaching, es decir, aprender nuevos comportamientos gracias a la ayuda de una persona competente, en este caso la conducta alimentaria. La tarea principal es eliminar comer en exceso bajo estrés emocional. Las personas que sienten que quieren llegar más lejos en el conocimiento de sí mismas como resultado de este programa pueden solicitar su propia terapia a un psicoterapeuta competente.
¿Para quién es el coaching nutricional?
Este tipo de coaching puede ser utilizado por todas aquellas personas (tanto mujeres como hombres) que no estén satisfechas con su cuerpo y su forma de comer. No importa si quieren perder 5 o 25 kilos. La tarea del entrenador es restablecer el equilibrio en el área de la conducta alimentaria. Quedan excluidas de este programa las personas con trastornos mentales de la alimentación (anorexia, bulimia), las personas que padecen enfermedades cardiovasculares y los diabéticos.