Desde hace tiempo se sabe que el estrés modifica la forma en que funciona la mente. ¿Cómo afecta el desarrollo de un niño? Un estudio a largo plazo realizado por científicos holandeses ha demostrado que puede contribuir a ... una madurez más temprana del cerebro de una persona joven.
El estudio, iniciado en 1998 por científicos de la Universidad de Radboud en Nijmegen, consistió en muchos años de observación de 129 niños que habían cumplido 1 año al inicio del estudio, así como de sus padres y las relaciones del niño con su familia y entorno. Entre otros, interacciones de los niños mientras juegan con sus padres, amigos o compañeros de clase.
Los niños también se sometieron a una resonancia magnética para averiguar cuánto afectan los niveles de estrés en las diferentes etapas del desarrollo al desarrollo del cerebro. Esto se puede ver especialmente en la adolescencia, cuando aumenta el número de conexiones precisas entre neuronas, lo que resulta en redes neuronales más eficientes.
El estrés contribuye a la madurez cerebral prematura
Al investigar cómo los eventos negativos en la vida de un joven afectan la maduración del cerebro, los científicos analizaron dos fases: la primera infancia (hasta los 14 años) y la pubertad (14-17 años).
Resultó que las experiencias difíciles en la primera infancia (por ejemplo, enfermedades, divorcio de los padres) llevaron a un desarrollo más rápido de la amígdala y la corteza prefrontal en la adolescencia.
Por otro lado, también encontraron una relación entre los factores de estrés social experimentados durante la pubertad (como una posición baja en un grupo o el acoso por parte de sus compañeros) y el desarrollo más lento del hipocampo y otra corteza prefrontal.
Aún no se sabe con certeza si se trata de una relación de causa y efecto; los científicos tienen la intención de seguir explorando el problema a través de la experimentación con animales.
El estrés infantil puede dificultar la adaptación social
La investigación parece apoyar la teoría de los biólogos evolutivos de que el estrés en la primera infancia acelera el desarrollo del cerebro durante la pubertad.
Desde una perspectiva evolutiva, es beneficioso para la supervivencia de un individuo alcanzar la madurez intelectual antes en un entorno hostil. Por otro lado, la formación más temprana de redes neuronales en el cerebro dificulta, precisamente en la adolescencia, adaptarse con flexibilidad a las condiciones actuales.
En una palabra, el cerebro madura demasiado pronto y se "endurece" a nuevas experiencias. Curiosamente, demasiado estrés en la infancia parece aumentar el riesgo de que una persona joven desarrolle rasgos de personalidad negativos y antisociales. El estudio está en curso: los sujetos están entrando en la tercera década de la vida y los científicos están realizando actualmente otra undécima ronda de observaciones.
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