La infección de la sangre (bacteriemia) no siempre es una amenaza para la salud y la vida; el cuerpo generalmente se ocupa de las bacterias de forma natural. Sin embargo, en determinadas situaciones, la bacteriemia puede provocar el desarrollo de sepsis (sepsis), que puede ser mortal. ¿Cuáles son las causas y los síntomas de la bacteriemia (envenenamiento de la sangre)? ¿Cuándo se desarrolla la sepsis y en qué se diferencia de ella? ¿Cual es el tratamiento?
La bacteriemia es una infección de la sangre con bacterias que ocurre sin la respuesta general del cuerpo a la infección o un proceso inflamatorio continuo. La bacteriemia por lo general no representa una amenaza para la salud y la vida, ya que el cuerpo naturalmente se ocupa de los microorganismos. Por tanto, la bacteriemia suele durar poco tiempo, se resuelve de forma espontánea y, además, no provoca consecuencias para la salud. Sin embargo, bajo ciertas condiciones, la infección del torrente sanguíneo puede progresar a sepsis (sepsis), que puede ser fatal.
Hay varios tipos de bacteriemia: transitoria, periódica (recurrente) y continua. En el primer caso, las bacterias están presentes en la sangre durante un tiempo breve (5-15 minutos). La bacteriemia periódica ocurre cuando hay focos infecciosos en el cuerpo desde los cuales se liberan bacterias al torrente sanguíneo de vez en cuando. Este tipo de bacteriemia dura mucho más que el envenenamiento transitorio de la sangre. A su vez, la bacteriemia continua puede continuar en el cuerpo durante varias horas o incluso días.
Bacteriemia (envenenamiento de la sangre) - causas
El inicio de la bacteriemia transitoria suele tener lugar en la mucosa nasofaríngea, el tracto gastrointestinal, el sistema urogenital o la piel, es decir, lugares fisiológicamente habitados por bacterias. Los microbios pueden entrar en la sangre, por ejemplo, durante el cepillado de dientes, procedimientos dentales (por ejemplo, raspado, extracción de dientes), broncoscopia, procedimientos quirúrgicos o lesiones menores.
En el caso de bacteriemia periódica, los focos inflamatorios pueden ser, por ejemplo, abscesos, infecciones de los sistemas respiratorio, digestivo, urinario, articulaciones o tejido conectivo.
La bacteriemia continua suele ser el resultado de la introducción de cuerpos extraños infectados en el cuerpo, por ejemplo, un catéter venoso infectado, una endoprótesis vascular o una válvula cardíaca artificial. Este tipo de bacteriemia también puede ocurrir en el caso de trasplantes vasculares, aneurismas, tromboflebitis y endocarditis. También puede aparecer en el curso de enfermedades como la fiebre tifoidea, la brucelosis, la listeriosis y la enfermedad de Lyme.
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Los recién nacidos con bajo peso al nacer, los ancianos y aquellos con un sistema inmunológico debilitado, como los que luchan con inmunodeficiencias congénitas, se someten a quimioterapia o después de un trasplante, son particularmente vulnerables a la bacteriemia. Los pacientes después de una cirugía mayor o con una enfermedad subyacente grave también están en riesgo. La probabilidad de bacteriemia también aumenta con quemaduras extensas, lesiones graves (que suelen ocurrir durante accidentes de tráfico), cateterismo o nutrición enteral.
ImportanteBacteriemia y sepsis
Tanto en el caso de la bacteriemia como de la sepsis, las bacterias están presentes en la sangre, aunque la sepsis también puede ser provocada por otros microorganismos, como virus u hongos. En el caso de la bacteriemia, sin embargo, el cuerpo no reacciona violentamente; por lo general, se ocupa de las bacterias de forma natural y asintomática. Sin embargo, si el sistema inmunológico se debilita y la bacteria resulta ser bastante virulenta y rompe la barrera creada por el sistema inmunológico, puede desarrollarse sepsis, en el curso de la cual el cuerpo reacciona sistémicamente a la sangre microbiana y sus toxinas en la sangre. Por tanto, la bacteriemia no es sepsis. La bacteriemia siempre precede, pero no siempre conduce a la sepsis.
Bacteriemia (envenenamiento de la sangre) - síntomas
La bacteriemia transitoria suele ser asintomática y no tiene consecuencias para la salud. La bacteriemia periódica puede estar asociada con fiebre y escalofríos repentinos. Por otro lado, si se introduce una cantidad significativa de bacterias en la sangre durante la bacteriemia persistente (junto con la liberación de toxinas bacterianas), se desarrolla una reacción inflamatoria sistémica (SRIS). Luego hay fiebre (pero no más de 38 grados C), frecuencia cardíaca> 90 / min., Número de respiraciones> 20 / min. La coexistencia de bacteriemia con síntomas de SIRS se considera sepsis.
Cuando la bacteriemia es sintomática, la fiebre suele ser la primera, pero no todas las personas tendrán fiebre. Esto es especialmente cierto para los ancianos, en quienes la fiebre puede no desarrollarse o la temperatura corporal puede aumentar solo ligeramente. En este caso, los síntomas de envenenamiento de la sangre pueden ser una alteración de la conciencia o una sensación de confusión.
Bacteriemia (envenenamiento de la sangre) - diagnóstico
Se realiza un hemocultivo si se sospecha bacteriemia. La prueba permite determinar qué bacteria es responsable de la infección y determinar su sensibilidad a los medicamentos y, por lo tanto, le permite responder a la pregunta de qué antibiótico se debe usar.
Bacteriemia (envenenamiento de la sangre) - tratamiento
En el caso de bacteriemia, el paciente recibe los antibióticos adecuados.
Bibliografía: Jurczak A., Olszańska D., Bacteriemias: definiciones, epidemiología, diagnóstico microbiológico, "BioMerieux News" 2012, núm. 60