La mayoría de nosotros conoce el morboso y obsesivo lavado de manos de las películas sobre personas neuróticas. Sin embargo, esta dolencia puede afectar a casi cualquier persona si las circunstancias lo favorecen. Hoy sabemos mucho sobre este trastorno. La compulsión de lavarse las manos, debe saber esto.
¿Tener que lavarse las manos es una obsesión? La mayoría de las personas sanas están obsesionadas. Este es un fenómeno común: repetimos involuntariamente una melodía en nuestros pensamientos, tenemos dudas sobre si hemos cerrado con llave el coche o la puerta del apartamento, nos importa demasiado la limpieza, etc. Sin embargo, para la mayoría de nosotros, estos pensamientos son el resultado de situaciones concretas de la vida, tienen motivos externos, no interfieren con la vida, no toman tiempo y podemos reprimirlos o distraerlos, si realmente lo intentamos.
La obsesión mórbida por la limpieza, lavarse las manos, puede, sin embargo, tomar una forma extrema, cuando la piel de las manos se enferma y las manos se lavan muchas veces en una hora. Esta actividad también parece completamente inútil; después de todo, las manos definitivamente están limpias.
Lavarse las manos: significado simbólico
¿Por qué las personas sienten la necesidad de lavarse las manos o lavarse ellas mismas, incluso cuando están ciertamente limpias? Para comprender este fenómeno, hay que fijarse en el significado del lavado en sí. En la conciencia popular, lavar es más que simplemente deshacerse de la suciedad. También es un gesto simbólico en nuestra cultura. Por ejemplo, Pilato se lavó las manos después de entregar a Jesús a la multitud. El gesto de Pilatos se lee como "No quiero tener nada que ver con eso, me alejo de esta injusticia, estoy limpio". Lady Macbeth también se sintió obligada a lavarse las manos después de ayudar a su esposo a matar al rey.
Lavarse las manos: un ritual de limpieza
Incluso Sigmund Freud afirmó que cuando nos lavamos las manos, nos lavamos los trabajos sucios. En su opinión, a veces tratamos de limpiar el alma limpiando el cuerpo. Un poco como: "cuando tienes la conciencia sucia, te preocupas demasiado por la limpieza, te sientes obligado a lavarte". La investigación de hoy confirma las intuiciones de un psicólogo genio. Por ejemplo, en un experimento, se pidió a un grupo de personas que reescribieran una historia que tenía un contenido inmoral y "feo". Al mismo tiempo, el segundo grupo estaba reescribiendo historias con contenido moral.
Luego, todos debían juzgar cuánto les gustaría tener artículos de valor similar (productos de limpieza, pequeños aparatos electrónicos, etc.). Resultó que aquellos que habían recetado contenido inmoral antes, querían jabón, desinfectante o toallitas húmedas con más frecuencia que los que prescribían historias morales!
Las diferencias entre los grupos eran tan grandes que no había forma de que pudieran atribuirse al azar. Tal anhelo actuaba como un "pan en la mente" para los hambrientos: aquellos que se sentían contaminados al pensar en contenido inmoral querían más objetos que pudieran limpiarlos. Parece que trataron el lavado de su cuerpo como un "remedio" para los "pensamientos sucios" que tuvieron durante el experimento.
Lavas el cuerpo, lavas el alma
Los psicólogos han descubierto aquí otro hecho interesante: Bueno, ¡lavarse el cuerpo realmente alivia las emociones desagradables! Cómo sabemos esto? En otro experimento, se pidió a la gente que pensara en alguna de sus malas acciones inmorales. Resultó que casi las tres cuartas partes de ellos ayudaron a un extraño "al azar" a quien le había sucedido algo malo. Los encuestados hicieron esto porque querían restaurar la creencia de que eran buenas personas con una buena acción, una creencia que se había visto comprometida por el recuerdo de la mezquindad que habían hecho.
Sin embargo, también resultó que si, después de recordar su acto inmoral, tenían la oportunidad de lavarse las manos o incluso de limpiarse las manos con solo un pañuelo antiséptico, el deseo de ayudar desaparecía casi por completo (¡solo una de cada diez personas ayudó!)
El resultado del experimento es una prueba perfecta de que lavarse las manos "borra" el remordimiento y la sensación de ser una persona pecadora. Cuando las personas experimentan culpa, vergüenza, disgusto, arrepentimiento, etc., limpiar (también ordenar) en realidad suaviza la intensidad de estos sentimientos. Desafortunadamente, esta es la razón por la que mantenerse limpio puede convertirse en una enfermedad.
Para muchas personas, es tan vergonzoso pensar en algo vil o pecaminoso como hacer algo sucio. Si alguien tiene convicciones morales muy estrictas, se sentirá sucio incluso si solo piensa en algo mal. Y dado que nuestra psique se rige por sus propias reglas, sucede que los pensamientos mezquinos llegan a nuestra mente por sí mismos, sin nuestra participación consciente. Aun así, todavía tienen el poder de purificarse y, en última instancia, una persona solo siente la necesidad de lavarse. Si tenemos muchos pensamientos no deseados en la cabeza, lavarnos puede convertirse en una necesidad destructiva.
Importante¿Se puede curar?
Sigmund Freud estaba convencido de que la condición para la recuperación era reconocer, realizar y aceptar los verdaderos deseos. Porque no hay malos deseos ni malos sentimientos, solo malas acciones. Los deseos y pensamientos no son buenos ni malos mientras permanezcan en el reino de la fantasía. Hoy sabemos que el lavado obsesivo también está asociado con disfunción cerebral, así como con depresión. Es por eso que los enfermos se alivian mucho con los medicamentos recetados por un psiquiatra, aunque sin psicoterapia tal alivio puede ser inestable.
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