Hay un artículo en la revista Radiology de varios equipos de investigación del Reino Unido y Francia que informa que los coágulos de sangre pueden desempeñar un papel importante en las muertes causadas por el último coronavirus. Contrariamente a las apariencias, esta es una muy buena noticia. ¡Porque tenemos anticoagulantes y los hemos utilizado con éxito en medicina durante años!
Tabla de contenido
- ¿Cuál es el problema?
- ¿Cómo se relaciona esto con la enfermedad COVID-19?
- Estadísticas que apoyan esta teoría
- ¿Una nueva idea sobre cómo tratar a los pacientes con COVID-19 grave?
Los expertos todavía discuten sobre cómo exactamente el nuevo coronavirus causa la muerte en algunos pacientes. Los informes clínicos mencionan:
- neumonía
- síndrome de distrés respiratorio agudo
- Falla de organo
como las principales causas de muerte. Por supuesto, la actividad destructiva del coronavirus SARS-CoV-2 en los cuerpos de los pacientes es responsable de todo esto. Además, la vejez y otras dolencias que padecen los pacientes infectados aumentan la probabilidad de muerte.
Los científicos agregaron recientemente coágulos de sangre a los problemas de salud antes mencionados que aumentan el riesgo de muerte.
¿Cuál es el problema?
La coagulación de la sangre es el mecanismo de defensa natural del cuerpo en respuesta a una lesión. Sin embargo, cuando se forma un coágulo en un vaso sanguíneo, puede restringir el flujo sanguíneo; así es como se forma un coágulo. Esto, a su vez, puede provocar problemas graves en el cuerpo. Cuando un coágulo se libera y viaja a través de los vasos sanguíneos a otra parte del cuerpo, crea un émbolo, que cierra repentinamente la luz de un vaso sanguíneo (generalmente una arteria). Si dicha embolia llega a los pulmones, el cerebro o el corazón, puede poner en peligro la vida.
¿Cómo se relaciona esto con la enfermedad COVID-19?
Como se sabe, el coronavirus SARS-CoV-2 puede infectar células de los pulmones. En el peor de los casos, esto conduce a la inflamación de los pulmones y, en consecuencia, a la dificultad para respirar del paciente. Pero cómo la falta de aire o la disminución de la ventilación pulmonar en última instancia conducen a la muerte sigue siendo una pregunta sin respuesta hasta ahora.
- En todo el mundo, COVID-19 se trata principalmente como una enfermedad pulmonar - dice el Prof. Edwin van Beek del Instituto de Investigación Médica de Queens de la Universidad de Edimburgo, Reino Unido. - Basándonos en el análisis de todos los datos médicos, de laboratorio y de imágenes actuales disponibles sobre COVID-19, nos ha quedado claro que los síntomas y las pruebas de diagnóstico no pueden explicarse solo por la ventilación pulmonar deficiente.
Según van Beek y su equipo, las infecciones virales pueden activar una "vía de coagulación sanguínea" específica. Los expertos creen que este proceso ha evolucionado como un mecanismo para limitar la propagación de la infección viral por todo el cuerpo.
Para comprobar la coagulación de la sangre de un paciente, es habitual medir la cantidad de una proteína llamada dímero D en la sangre. El dímero D permanece en la sangre después de que una enzima llamada plasmina descompone un coágulo de sangre en un proceso llamado fibrinólisis. Los niveles altos de dímeros D en sangre indican trombosis y embolia.
Existe una fuerte asociación entre los niveles de dímero D, la progresión de la enfermedad COVID-19 y las imágenes de TC de tórax que sugieren trombosis venosa, informan los investigadores de Edimburgo.
Estadísticas que apoyan esta teoría
En la misma, la revista "Radiology" antes mencionada, un equipo del Centre Hospitalier Universitaire de Besancon en Francia publicó un artículo.Los investigadores informaron que 23 de cada 100 pacientes que estaban en su hospital con síntomas graves de COVID-19 también tenían síntomas de una embolia pulmonar, un coágulo de sangre que llegaba a los pulmones. Estos pacientes tenían más probabilidades de ser admitidos en la unidad de cuidados intensivos y requerían reanimación que los pacientes sin embolia pulmonar.
Estos hallazgos son confirmados por otro grupo de investigadores del Hôpitaux Universitaires de Strasbourg en Francia. En una carta de investigación, también publicada en Radiology, el equipo informó que el 30 por ciento de 106 pacientes hospitalarios con síntomas graves de COVID-19 mostraban signos de coágulos de sangre en los pulmones.
Según los autores, esta tasa (embolia pulmonar) es superior a la que se suele encontrar en pacientes críticos sin infección por COVID-19 (1,3%) o en pacientes en servicios de urgencias (3-10%). El equipo de Estrasburgo también confirmó que sus sujetos también tenían niveles más altos de dímero D en sangre que aquellos sin una embolia pulmonar.
¿Una nueva idea sobre cómo tratar a los pacientes con COVID-19 grave?
A medida que los científicos comienzan a reconocer el vínculo entre la mortalidad por COVID-19 y los síntomas específicos, también aumentan las posibilidades de identificar los mejores tratamientos.
El profesor Van Beek y sus colegas recomiendan que sus colegas de todo el mundo (médicos) midan los niveles de dímero D, controlen los síntomas de embolia o trombosis e inicien la terapia de anticoagulación temprano para evitar coágulos de sangre.
Otra de sus recomendaciones es la administración de una dosis baja de heparina, que previene la formación de coágulos, a todos los pacientes ingresados en el hospital con COVID-19 sospechado o confirmado.
Fuente: medicalnewstoday.com
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