¿Está usted entre las personas a las que se les pone la piel de gallina con el lema "exámenes preventivos" y finge que no les aplica? ¿También cree que el cáncer no es asunto suyo? Si es así, es hora de cambiar su enfoque de la prevención del cáncer.
¿Por qué evitamos los exámenes preventivos? Nuestro miedo se debe a varios factores. Los más comunes incluyen: vergüenza antes de visitar al ginecólogo, temor de que el examen sea doloroso y temor de que las pruebas "funcionen". Tratemos de lidiar con nuestros miedos y los mitos más populares sobre los exámenes preventivos.
"Me da vergüenza ir al ginecólogo"
A ninguno de los dos nos gusta visitar al ginecólogo, principalmente porque hay que desvestirse y, literalmente, arrastrarse hasta la silla ginecológica, una sensación vergonzosa. Pero hay una manera de reducir la sensación de malestar. En primer lugar, elegir un médico. Vale la pena preguntarles a sus amigos o familiares si tienen a alguien que valga la pena recomendar. También puede buscar en Internet y leer opiniones sobre médicos. Desde hace algún tiempo, existen más oficinas recomendadas por organizaciones de pacientes o fundaciones que promueven los exámenes preventivos. Con esta información en la mano, puede elegir conscientemente un médico que reducirá su ansiedad. Sin embargo, si aún no se siente cómodo con la visita, pídale a su madre, hija o amiga que lo acompañe. También puedes pedirle a tu pareja que te acompañe. La presencia de un ser querido, incluso si se queda fuera de la puerta, puede ser muy útil y sin duda reconfortante. Recuerda que el médico no evaluará tu figura ni prestará atención a si tienes celulitis. Tu salud será lo más importante para el médico.
"Los exámenes preventivos duelen"
Quizás los exámenes preventivos no sean agradables, pero vale la pena darse cuenta de que no son exámenes dolorosos. Si se siente muy ansioso, pídale a su médico que le diga exactamente de qué se trata la prueba y cómo funcionará. El conocimiento confiable ayuda a reducir la ansiedad percibida. También puedes preguntarles a las mujeres que amas sobre sus sentimientos relacionados con pruebas como la citología o la ecografía de los órganos reproductivos. Es importante que intente respirar con calma y relajarse durante la prueba. Durante este tiempo puedes "moverte" en tu imaginación a un lugar que te guste mucho, donde te sientas bien y seguro. Gracias a esto, ni siquiera te darás cuenta cuando todo haya terminado.
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Es hora de abordar la preocupación más importante y común sobre la detección preventiva. Muchas veces, el miedo a "encontrar algo" nos impide ir a investigar. ¿Cuántas veces ha escuchado la historia de una vecina / tía / amiga que fue a hacerse exámenes preventivos y "encontró su cáncer" y murió inmediatamente. Estas historias de familias / vecindarios a menudo son el resultado de la falta de investigación regular. Simplemente, después de algunos o incluso varios años de descanso, alguien va a la prueba y resulta que tiene cáncer. La enfermedad se diagnostica con mayor frecuencia en una etapa avanzada en tales casos. Desafortunadamente, estas historias no ayudan e incluso causan un miedo aún mayor. ¿Cómo puedo lidiar con este miedo?
En primer lugar, es importante entender que incluso si "algo" sale en la investigación, no significa que estemos a punto de morir. Los exámenes profilácticos tienen como objetivo la detección temprana de cambios, y dichos cambios pueden tratarse bien y con éxito. En segundo lugar, no considere que sus pruebas de detección "buscan cáncer". Los exámenes preventivos son medidas preventivas que le permiten comenzar el tratamiento antes de que ocurra una enfermedad cancerosa.
En resumen, el miedo a las pruebas de detección a menudo se ve alimentado por la información que obtenemos de familiares o amigos; es importante no tomárselo como algo personal. Al realizar pruebas de forma regular, cuidamos no solo de nosotros mismos, sino también de nuestros seres queridos. Los familiares, al ver que te hacen pruebas regularmente y que no te pasa nada malo, estarán más dispuestos a hacer las pruebas ellos mismos. Recuerde hablar con ellos sobre la importancia de la prevención. Gracias a esto, reducirás su ansiedad y además elevarás el nivel de sus conocimientos sobre prevención.
Por supuesto, también hay situaciones en las que el miedo a las pruebas es tan grande que la sola idea de visitar a un médico te hace sentir paralizado y tu estómago se aprieta; entonces vale la pena recurrir a la ayuda de un psicólogo que te ayudará a encontrar tus creencias que causan tan grande miedo a la investigación.
Planea un día con tu mamá, hermana o amiga, deja que el plan de ese día incluya no solo compras y café, sino también una visita a exámenes preventivos.