A lo largo de su vida, el aparato locomotor está sujeto a un desgaste natural constante debido al funcionamiento. Nuestras articulaciones, junto con la columna y los huesos, son las partes del cuerpo que están expuestas a la mayor tensión. Solo las articulaciones sanas garantizan un movimiento sin dolor ni fricciones desagradables.
El proceso de envejecimiento natural del cuerpo humano en combinación con un alto estrés mecánico puede afectar la salud de las articulaciones. Por eso es muy importante que mantengamos nuestra movilidad natural de la mejor manera posible: la ingesta constante de nutrientes naturales especiales necesarios para mantener las articulaciones en buenas condiciones.
Articulaciones: un elemento importante del sistema locomotor.
El aparato locomotor humano es complejo y tiene una enorme cantidad de huesos, cartílagos, ligamentos, tendones y músculos. En este complejo sistema, las articulaciones se encargan de conectar los huesos de forma sofisticada y libre. Como sujetadores de los huesos, las articulaciones no solo nos permiten doblar, torcer y doblar en todas las direcciones, sino que también juegan un papel importante como amortiguadores. El tipo de estanque más común es el llamado articulación sinovial, que consta de una cápsula articular, una cavidad articular y un cartílago delicado que recubre las superficies articulares, lo que garantiza un movimiento óseo suave y sin fricción. Los huesos de cada articulación también están separados entre sí, los llamados el área intraarticular que contiene el lubricante. Este líquido, también llamado líquido sinovial, proporciona al cartílago nutrientes importantes y evita la fricción de las capas de cartílago.
Artritis y osteoartritis
La artritis alrededor de las articulaciones (músculos, tendones, ligamentos) y los cambios en el desgaste del cartílago (osteoartritis) son los problemas de civilización más comunes asociados con el envejecimiento. El desgaste del cartílago articular es un proceso natural y la explicación más simple es la tensión constante en nuestras articulaciones. Por lo tanto, las personas mayores de 50 años son las más afectadas por la osteoartritis. Además, factores como la obesidad, la predisposición genética, la mala postura y el movimiento, junto con la constante sobrecarga de las articulaciones relacionadas con el deporte o una profesión que requiera fuerza física, también pueden ser determinantes en la aparición de la artrosis. Las articulaciones de la rodilla y la cadera son particularmente propensas a la artritis del cartílago articular. La capacidad de absorción de impactos disminuye y, como ocurre con un motor con escasez de aceite, las articulaciones comienzan a carecer de suficiente lubricante. Los huesos comienzan a frotarse entre sí en los extremos, lo que provoca dolor e inflamación locales que pueden variar según la gravedad y la resistencia al dolor. La osteoartritis limita constantemente el funcionamiento normal y puede comenzar a una edad temprana. Por lo tanto, es importante que los primeros síntomas, como dolor con el movimiento, hinchazón y tensión muscular, se tomen en serio y el cartílago se apoye con una suplementación temprana y regular.
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