Los antibióticos para bebés suelen ser la única forma de recuperarse rápidamente. Sin embargo, como todas las drogas, tienen efectos secundarios: diarrea o falta de apetito. ¿Cómo administrar un antibiótico a un niño para que funcione de manera efectiva y al mismo tiempo no cause efectos indeseables? ¿Cómo cuidar a un niño durante el tratamiento con antibióticos? ¿Debería darle probióticos y vitaminas?
¿Cuándo son necesarios los antibióticos para los bebés y cómo administrarlos para que funcionen eficazmente y no dañen? Los antibióticos son compuestos químicos, ya sean sintéticos o de origen natural (como el moho), que matan las bacterias o inhiben su reproducción. Como resultado, conduce a la extinción del foco de infección.
No existe ningún fármaco que sea más eficaz para combatir las infecciones bacterianas y fúngicas, como la otitis media aguda, la infección del tracto urinario o la faringitis y amigdalitis estreptocócicas.
Por lo tanto, a todos los niños se les prescribirá un antibiótico tarde o temprano. Solo algunos de los antibióticos del mercado se recomiendan para niños. Los fármacos más comunes son penicilinas, cefalosporinas y macrólidos. Los médicos evitan algunos antibióticos, como las tetraciclinas, porque tienen muchos efectos secundarios, que incluyen afectar gravemente las yemas de los dientes y los dientes.
Tratamiento con antibióticos: protección de la flora bacteriana
Algunos antibióticos, como V-cilin o macrólidos, no destruyen la flora bacteriana del tracto digestivo. Pero también hay algunas que matan todas las bacterias, no solo las que dañan, sino también las que viven en el tracto digestivo y son beneficiosas para el cuerpo.
Durante el tratamiento con tales antibióticos, es fácil desarrollar dolencias que preocupan mucho a los padres: diarrea, dolor abdominal, micosis.Estos temores no son infundados: los estudios han demostrado que entre el 11 y el 40 por ciento de los niños sufren complicaciones intestinales más o menos graves durante la terapia con antibióticos. Para prevenirlos, desde el inicio del tratamiento y durante unos días después de su finalización, el niño debe recibir una supuesta cobertura, es decir, un preparado probiótico que contiene bacterias vivas, cuya tarea es, entre otras, reconstruir la flora bacteriana dañada en los intestinos. Si su bebé es alimentado con biberón, es una buena idea darle a su bebé una fórmula que también esté enriquecida con probióticos. Los estudios mundiales han demostrado que dicho tratamiento reduce a la mitad el riesgo de diarrea después de los antibióticos.
Los probióticos se pueden administrar no solo de manera preventiva, sino también durante la diarrea, porque esto puede acortar su duración.
Sin embargo, el tipo de preparación es importante: los estudios científicos han demostrado que la acción de las cepas de bacterias probióticas individuales es diferente y no todas son igualmente efectivas. Los más efectivos, según las estadísticas médicas, son los preparados que contienen cepas. Lactobacillus rhamnosus GG y Saccharomyces boulardii.
La cepa también es beneficiosa Bifidobacterium lactis Bb12, agregado a algunas mezclas de leche con probióticos. Sin embargo, no solo es de gran importancia el tipo de probiótico, sino también la dosis y cuándo se administrará. Algunos fabricantes de probióticos sugieren mantener un intervalo de varias horas entre el antibiótico y el probiótico, otros, para administrarlo simultáneamente. Sin embargo, vale la pena saber que administrar a su hijo dos medicamentos al mismo tiempo puede provocarle vómitos. También debe recordarse que un niño debe tomar una dosis equivalente a al menos 5 mil millones de colonias bacterianas al día. Por lo tanto, vale la pena leer el prospecto detenidamente, donde se describe el número de probióticos en una dosis y se da la dosis recomendada.
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Incluso sin dolencias digestivas, el niño enfermo se debilitará. Por lo tanto, es importante brindarle las condiciones adecuadas para estar enfermo. Durante el día lo mejor es colocarlo en una habitación donde haya silencio, no haya corrientes de aire ni ruidos, porque ahora el niño puede irritarse con todos los sonidos. Por la noche, puede trasladarlos a su cama o, si él no se opone, dejarlos en su propia cama. La habitación donde duerme el bebé debe estar bien ventilada y no demasiado cálida; si al bebé se le administran antibióticos debido a una infección del tracto respiratorio, no debe estar a más de 18 ° C, porque en tales condiciones el bebé respira mejor. Vale la pena encender el humidificador para garantizar el nivel adecuado de humedad. Además, no le niegues la cercanía a tu hijo, llévalos en tus brazos cuando él quiera. El bebé, bajo un cuidado amoroso, se recuperará más rápido.
El tratamiento con antibióticos no excluye el baño.
Un niño que toma un antibiótico es la misma personita de siempre. También durante la enfermedad, debe lavarse la cara y las manos todos los días, limpiarse las encías y, si es necesario, cortarse las uñas. Puede bañarlos, a menos que el médico lo haya prohibido específicamente, y su baño esté lo suficientemente caliente para evitar que su bebé se enfríe.
El agua que está dos grados más fría que la temperatura corporal de su bebé ayuda a bajar la fiebre.
Es aconsejable bañarse especialmente cuando el niño tiene diarrea antibiótica o fiebre. Debe hacer mucho calor en el baño. Sin embargo, si su hijo no está sudando intensamente, puede, sin embargo, no lavarse la cabeza para evitar agregar estrés adicional a su hijo.
El tratamiento con antibióticos afecta el apetito del niño.
Los niños enfermos suelen tener menos apetito. Esto debe respetarse, incluso si le preocupa que su recuperación pueda retrasarse como resultado. Solo es importante que su hijo beba mucho, especialmente si tiene fiebre. Después de unos días de tratamiento, el niño recuperará las fuerzas y, con ello, el apetito. Entonces, ¿qué darle de comer? Depende de la forma en que se alimente. Si solo obtiene leche modificada, en consulta con el médico, vale la pena cambiarla por una que contenga probióticos (pero también debe administrarse al bebé de forma adicional). Si su bebé ya está comiendo alimentos sólidos, dele los habituales (no experimente con alimentos nuevos).
La terapia con antibióticos puede causar una deficiencia temporal de algunas vitaminas (son producidas por bacterias en los intestinos que el antibiótico destruye). Aportar vitaminas de forma natural es muy recomendable, mientras que las sintéticas pueden reaccionar con los antibióticos, además (a excepción de la vitamina C) suelen tener un efecto beneficioso sobre el desarrollo de microorganismos patógenos, lo que puede prolongar la recuperación del niño. Es mejor dárselas al niño después de completar el tratamiento con antibióticos, a menos que el médico recomiende específicamente lo contrario.
Importante
Si su hijo se niega a beber durante la diarrea, pierde más líquido de lo que está tomando. Entonces pueden aparecer síntomas de deshidratación (la fontanela parece hundida, el pañal está seco durante demasiado tiempo). Acuda al médico con él lo antes posible, porque esta condición es potencialmente mortal.
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