La vacunación, el campo de la medicina de inmunización, se está desarrollando dinámicamente y los científicos aún tienen mucho por hacer. ¿Serán capaces de contener los virus asesinos del VIH y el VHC de la misma forma en que mataron a la viruela? ¿Las vacunas que están desarrollando nos protegerán contra el cáncer?
La vacunación inicia una cadena de procesos similar al contacto natural del cuerpo con un antígeno (es decir, una sustancia que desencadena una respuesta del sistema inmunológico): activación de células especializadas del sistema inmunológico y producción de anticuerpos específicos. La ventaja de las vacunas no son solo razones económicas (su administración es más económica que el posible diagnóstico y tratamiento de la enfermedad), sino sobre todo el hecho de que previenen el desarrollo de una determinada enfermedad. En el caso de determinadas enfermedades infecciosas, que la medicina moderna todavía no puede tratar de forma eficaz, el uso de vacunas es el único método de protección disponible contra su aparición.
Actualmente, se investiga el desarrollo de vacunas de nueva generación, producidas con el uso de métodos de ingeniería genética. Se están desarrollando métodos para utilizar bacterias modificadas genéticamente como vacunas orales. Otro desafío para los biotecnólogos es el desarrollo de investigaciones sobre la creación de plantas que pueden producir toxinas bacterianas proteicas que retienen las propiedades estimulantes del sistema inmunológico del huésped.
Los científicos también están dedicando mucha atención al trabajo en vacunas que contienen proteínas que codifican ácidos nucleicos (ADN) administrados por vía intramuscular que son antígenos. Como se demostró en un modelo animal, después de usar este tipo de vacuna, las células musculares produjeron proteínas extrañas que inducen una fuerte respuesta inmune.
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Vacuna: ataque a las células cancerosas
En algunos pacientes con cáncer es posible utilizar los llamados vacunas tumorales capaces de iniciar mecanismos específicos de lucha inmunológica. En el enfoque tradicional del tratamiento con vacunas contra el cáncer, a los pacientes se les administran adecuadamente preparadas (irradiadas o eliminadas) sus propias células cancerosas (autólogas) o de otras personas (alogénicas) o sus extractos en combinación con un cierto tipo de sustancias que mejoran la respuesta del sistema inmunológico contra ellas.
Vale la pena enfatizar la importancia de las vacunas en la prevención del cáncer resultante de infecciones virales crónicas: ¡constituyen hasta una docena de por ciento de todas las neoplasias malignas! El uso de vacunas contra los virus EBV, HPV, HBV o HCV reduciría significativamente la incidencia de cáncer de nasofaringe, cáncer de cuello uterino y cáncer de hígado.
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