Los efectos intrínsecos de los probióticos son bien conocidos, pero las "bacterias buenas" también pueden tener un efecto positivo en la piel. Desempeñan un papel especial en el cuidado de la piel sensible, propensa al acné y que se irrita fácilmente.
Se habla mucho sobre el cuidado del microbioma y su impacto en la salud. Sin embargo, el microbioma no se trata solo del intestino. La piel también tiene una microflora útil, que consiste en bacterias (principalmente Staphylococcus epidermidis aeróbico y otros estafilococos) y hongos, que realiza funciones protectoras. Junto a la barrera hidrolipídica, es la línea de defensa de la piel frente a factores externos, como patógenos o contaminación. Estas bacterias producen sustancias antibióticas y actúan como formadoras del sistema inmunológico. De esta forma, protegen contra el desarrollo de acné, eccemas, irritaciones y dermatitis de contacto.
Piel al rescate
Las bacterias que habitan la piel no permiten la multiplicación excesiva de bacterias patógenas, hongos, protozoos o ácaros como el demodex. Si "agotamos" las bacterias probióticas con un cuidado inadecuado, abriremos el camino para los patógenos. Los síntomas de un microbioma alterado pueden incluir picazón, enrojecimiento, inflamación de los folículos pilosos y fácil irritación. Las preparaciones con bacterias buenas aceleran la curación y regeneración de la piel, apoyan el tratamiento de la inflamación. Mejoran la hidratación y reducen la hipersensibilidad. También muestran propiedades antiarrugas al fortalecer la barrera protectora y reducir el estrés oxidativo. Los desodorantes y geles de ducha con probióticos protegen contra el desagradable olor del sudor.
Más en el noveno número de Zdrowie
a la venta a partir del 16 de agosto
COMPRAR ESTE NÚMERO