El raquitismo es una enfermedad que se diagnostica con mayor frecuencia en bebés y niños de 3 meses a 2 años de edad. Los más vulnerables al raquitismo son los niños que tienen poco contacto con el sol, bajo cuya influencia el organismo produce vitamina D, sustancia que determina principalmente el estado de huesos y dientes. ¿Qué otras causas del raquitismo podrían ser? ¿Cómo reconocer sus síntomas? ¿Cual es el tratamiento?
El raquitismo, o enfermedad inglesa, es una enfermedad infantil, cuya esencia son las alteraciones en el crecimiento y la deformación ósea. Se diagnostica con mayor frecuencia en niños de entre 3 meses y 2 años de edad.
Escuche cómo reconocer los síntomas del raquitismo y cómo tratarlo. Este es material del ciclo BUENO ESCUCHAR. Podcasts con consejos.Para ver este video, habilite JavaScript y considere actualizar a un navegador web que admita video
Raquitismo en bebés y niños: causas
La causa más común de raquitismo es la deficiencia de vitamina D, causada tanto por una mala alimentación como por una exposición insuficiente al sol, y las alteraciones asociadas al calcio y el fósforo. La vitamina D facilita la absorción de calcio y fósforo, dos elementos que son los componentes básicos de los dientes y los huesos, y reduce su excreción con la orina.
En los adultos, la reducción de la mineralización ósea debido a una alteración del fosfato de calcio se denomina osteomalacia.
En el caso de su deficiencia o ausencia, se produce una reducción de la absorción de calcio y fósforo del sistema digestivo y su mayor excreción en la orina, lo que se traduce en una mineralización ósea insuficiente, su ablandamiento y deformación.
El raquitismo por deficiencia de vitamina D no son solo niños cuyas dietas son bajas en esta sustancia y que provienen de zonas donde el acceso a la luz solar es difícil. El raquitismo también puede ocurrir en bebés prematuros y bebés de gemelos, ya que tienen un bajo suministro de vitamina D durante el período fetal.
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Otras posibles causas del raquitismo pueden ser:
- deficiencia de calcio: provoca la absorción de este elemento del sistema esquelético, lo que conduce a una rápida descalcificación ósea en el niño;
- exceso de fosfatos en la dieta: inhiben la absorción de calcio, con mayor frecuencia en bebés, a quienes se les da el exceso de leche de vaca entera;
- defectos metabólicos, por ejemplo, insensibilidad a la vitamina D, trastornos de la absorción de grasas;
- Enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple: las personas con estas enfermedades tienen menos vitamina D en el cuerpo;
Raquitismo: síntomas en bebés y niños
Síntomas esqueléticos:
- crecimiento muy lento de la fontanela;
- tumores frontales;
- aplanamiento del cráneo;
- retraso en la erupción de los dientes seguida de una educación incorrecta;
- circunferencia demasiado pequeña del pecho y sus deformidades;
- huesos de las piernas arqueados, dando la impresión de que se doblan bajo el peso del cuerpo;
- rodillas demasiado espaciadas hacia afuera (toman la forma de la letra "O") o hacia adentro (formando una "X");
- la llamada joroba desvencijada: curvatura de la columna en la región lumbar;
- deformidad del hueso pélvico;
- pie plano;
- la llamada pulseras de raquitismo: engrosamiento de epífisis de huesos largos;
Además, los niños con raquitismo son apáticos, tienen problemas de estreñimiento y sufren de sudoración excesiva. Presentan una reducción del tono muscular (la llamada barriga difusa) y síntomas de tetania.
Raquitismo en bebés y niños - diagnóstico
Para diagnosticar el raquitismo, se realizan análisis de sangre y una radiografía del hueso.
Raquitismo en bebés y niños - tratamiento
El tratamiento del raquitismo consiste en administrar al niño vitamina D3 en dosis adecuadas determinadas por el médico. Durante la terapia, se debe tener cuidado para asegurarse de que la dieta no se quede sin grasas, ya que son necesarias para la absorción de la vitamina D. Los efectos de la terapia demoran varios meses.
Raquitismo en bebés y niños: ¿cómo prevenirlo?
En primer lugar, se debe proporcionar vitamina D en dosis adecuadas. Hasta el final del sexto mes de vida, los lactantes deben recibir 400 UI de vitamina D / día (10,0 µg / día). A su vez, desde el 7º mes hasta el 12º mes de vida, este requerimiento es de 400-600 UI / día (10,0-15,0 µg / día). Los niños de 1 a 18 años necesitan 600-1000 UI de vitamina D / día (15.0-25.0 µg / día).
Se han establecido otras dosis para bebés prematuros (400-800 UI / día, es decir, 10,0-20,0 µg / día) y aquellos con obesidad (1200-2000 UI / día, es decir, 30,0-50,0 µg) / día) que necesitan más vitamina D.
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