Con la ayuda de la comida, no solo puede fortalecer la inmunidad, sino también reducir la melancolía, la depresión y una actitud generalmente negativa hacia el mundo. Al preparar platos y luego comerlos, mejorará efectivamente su estado de ánimo y su inmunidad.
El sistema inmunológico es como un radar que registra por primera vez cambios de humor, fatiga y una disminución de la vitalidad. Por lo general, puede hacer frente a una pequeña caída de forma. Sin embargo, en la temporada de otoño e invierno, casi ningún organismo puede producir una cantidad suficiente de anticuerpos, lo que significa que nuestra inmunidad cae a cero.
Antes de tomar las píldoras, extractos o jarabes "milagrosos" para prevenir los resfriados, eche un vistazo a su dieta. Probablemente encontrará que de las cuatro comidas que come durante el día, ninguna de las cuatro comidas que come cumple con los llamados requisitos de invierno. Alrededor de marzo, todos los días, las comidas deben contener al menos un poco de ajo, alcaravea y clavo. Sin embargo, tu prioridad es la vitamina C y los carbohidratos que te proporcionarán la dosis adecuada de energía.
También es muy importante regular tus comidas. Al comer 4-5 veces al día cada 3-4 horas, le proporciona a su cuerpo la energía que necesita para producir calor. Debe comer al menos 2 comidas calientes al día.
Para resfriados, jugo de cebolla y un sándwich de perejil
Con la ayuda de la comida, no solo puede fortalecer la inmunidad, sino también reducir la melancolía, la depresión y una actitud generalmente negativa hacia el mundo. Al preparar platos y luego comerlos, mejorará efectivamente su estado de ánimo.
La vitamina C, conocida por sus propiedades antioxidantes, es particularmente importante en la dieta de otoño e invierno. Encontrarás grandes cantidades de vitamina C en el brócoli, la coliflor, el pimiento rojo, los tomates, las toronjas, las mandarinas y el chucrut. Para sopas, ensaladas, pero también para sándwiches, use tanto perejil como sea posible. Si odias su sabor, espolvoréalo con semillas de girasol para engañar a tu paladar. Además, no le des la espalda a los remedios naturales para los resfriados. El jugo de cebolla realmente no es tan desagradable, solo necesitas endulzarlo un poco. Una regla similar se aplica al jarabe de membrillo, la mina de la vitamina C.
El menú también debe complementarse con vitaminas B, que tienen un efecto antidepresivo y ayudan a combatir la depresión. Además, son componentes de muchas enzimas, y también intervienen en la formación de las células sanguíneas (las podemos encontrar en la leche y los productos lácteos, productos de cereales integrales, frutos secos, huevos, verduras de hoja verde).
Zinc y selenio para fortalecer la inmunidad.
Entre los minerales importantes para el sistema inmunológico, el zinc y el selenio merecen atención. Estos elementos, administrados durante una infección, pueden acortar su duración incluso a la mitad. También juegan un papel importante en el funcionamiento de la barrera inmunológica del cuerpo. Encontrará zinc en la carne, la leche y sus productos, productos de cereales, legumbres, huevos. Las fuentes de selenio son principalmente productos de cereales, pescado de mar, salvado y brotes. Por ejemplo, el desayuno debe basarse en avena con leche o yogur natural, frutos secos y un vaso de jugo de tomate. El almuerzo debe incluir carne (puede ser de ave, pero también de res) y verduras, crudas y cocidas (incluidas las papas, una valiosa fuente de potasio).
Té picante para calentar
Se recomienda algo caliente para la cena de otoño, por ejemplo, pescado con verduras y pan integral (tiene mucha fibra). Además, no le tengas miedo a las zanahorias, sobre todo las crudas, los cítricos (hay que añadirle zumo de limón a casi todo) y el aceite (las grasas nos aportarán suficiente energía). Los líquidos también son importantes. Beba tanto té de frutas como sea posible con jugo de frambuesa o chokeberry. Si toma café, use mucha leche y cardamomo y jengibre calientes.
También vale la pena aprovechar las propiedades cálidas del clavo, el curry o el chile. El caldo de pollo (contiene cisteína, un aminoácido con efecto bactericida) también es una buena propuesta para las noches frescas. Recuerde también sobre los llamados antibióticos naturales, es decir, productos vegetales que tienen un fuerte efecto bactericida. En la temporada de otoño e invierno, vale la pena consumir jarabe de cebolla o ajo, así como leche con miel (la leche contiene triptófano, un precursor de la serotonina, y la miel aumenta su disponibilidad para el cerebro).