Un quiste hemorrágico suele ser asintomático y no requiere tratamiento. El dolor en la parte inferior del abdomen acompañado de náuseas y vómitos sugiere una torsión o ruptura del quiste con evacuación de su contenido. Entonces se requiere intervención quirúrgica. ¿Cómo se forma un quiste hemorrágico?
Los quistes hemorrágicos, al igual que otros cambios quísticos en el ovario, son patologías relativamente frecuentes y, por lo general, no deberían ser motivo de preocupación. En la mayoría de los casos, requieren una observación más frecuente.
Para comprender la formación de un quiste hemorrágico, es necesario conocer el ciclo menstrual. La maduración del óvulo comienza con el reclutamiento del folículo dominante, que luego se convierte en un folículo de Graaf. La ovulación es el proceso de ruptura de este folículo, liberando el óvulo y ocurre en la mitad del ciclo. La cápsula del folículo permanece y se somete al proceso de luteinización, es decir, la acumulación del pigmento amarillo, la luteína, que es el resultado del agrandamiento de la capa granular. Un quiste hemorrágico puede surgir en la etapa de formación de la vesícula de Graaf y el cuerpo lúteo. En el primer caso, es un quiste hemorrágico funcional, en el segundo, un quiste del cuerpo lúteo. Ambas situaciones son el resultado de una muy buena vascularización de los folículos. Los platos pequeños casi penetran su luz. Desafortunadamente, son muy frágiles y se rompen con relativa facilidad. Luego, la sangre ingresa a la vesícula de Graaf o al cuerpo lúteo.
Los síntomas de un quiste hemorrágico
Los síntomas relacionados con la presencia de un quiste hemorrágico generalmente aparecen solo cuando el quiste en sí crece a un tamaño significativo, como resultado del aumento de la producción de sangre. Los síntomas característicos incluyen:
- dolor en la zona abdominal inferior
- malestar abdominal, manifestado por náuseas y vómitos
- raramente, pero puede encontrarse con una ruptura del quiste, lo que da síntomas peritoneales positivos, es decir, abdomen duro, como una tabla, mayor dolor cuando la mano del examinador se retira de la pared abdominal que en el primer contacto, aceleración del pulso
Quiste hemorrágico: tratamiento
Los quistes hemorrágicos suelen tener un curso clínico silencioso y, por tanto, no obligan a implementar medidas terapéuticas. En muchos casos, el cambio se absorbe espontáneamente. Además, se permite la coexistencia de un quiste hemorrágico y un embarazo en buen desarrollo. Además, no se trata de perturbar el proceso de fecundación del óvulo o de la implantación del embrión con el quiste hemorrágico actual.
El tratamiento farmacológico debe iniciarse cuando el quiste clínico no desaparece durante varios ciclos de observación. Por lo general, el medicamento elegido por los ginecólogos son las píldoras anticonceptivas de dos componentes, cuya acción es suprimir el trabajo de los ovarios y, más específicamente, no hay foliculogénesis. Tal procedimiento no siempre significa un éxito a largo plazo, porque muchas mujeres tienden a crear este tipo de patología.
Cuando operar un quiste hemorrágico
En situaciones excepcionales, cuando la acción farmacológica no produce ningún efecto, se realiza una acción más radical y, más precisamente, se prepara al paciente para la cirugía. Las mujeres cuyas lesiones son inicialmente grandes, por encima de 4 cm, también están calificadas, porque en este caso el riesgo de rotura es mucho mayor. Debido a la creciente popularidad del método laparoscópico, esta técnica también se utiliza en este caso. El quiste hemorrágico se extrae y el tejido ovárico sano permanece intacto.
El método convencional de apertura de la cavidad abdominal generalmente se selecciona cuando el quiste se rompe y la sangre se evacua a la cavidad abdominal, lo que puede causar inflamación peritoneal, que es potencialmente mortal.
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