La bacteria, que causa infecciones muy graves, incluso provocando la muerte de los pacientes, ha sido hasta ahora una amenaza para los médicos. Los científicos han encontrado una manera de aumentar las posibilidades de que las personas luchen contra Clostridioides difficile.
Clostridioides difficile es una bacteria anaerobia grampositiva que es una de las principales causas de diarrea inducida por antibióticos, especialmente en pacientes hospitalizados.
Las bacterias destruyen la microbiota intestinal hasta tal punto que incluso dos años después de la infección, aún no se ha reconstruido por completo. Lea también: Microbioma: ¿qué es y cuáles son sus funciones?
Estas bacterias causan una alta mortalidad entre los pacientes infectados y pueden provocar complicaciones graves. Sin embargo, los científicos de la Universidad de Monash han descubierto que el devastador Clostridioides difficile no es tan malo y mucho depende de nuestro cuerpo.
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"Los resultados fueron una gran sorpresa y revelaron que el daño intestinal grave causado por C. difficile en realidad fue causado por una enzima humana, no una toxina bacteriana", dijo Dena Lyras, del Monash Biomedicine Discovery Institute (BDI), uno de los autores del estudio.
- Clostridioides difficile es la enfermedad hospitalaria más común y causa infecciones intestinales persistentes y potencialmente mortales, especialmente en pacientes de edad avanzada e inmunodeprimidos. La infección es muy difícil de tratar y se repite con frecuencia en los pacientes, incluso después de haber recibido antibióticos fuertes y debilitantes durante muchos meses.
C. difficile también es muy resistente a los antibióticos, lo que complica considerablemente el tratamiento. Las bacterias activan una enzima humana llamada plasminógeno para destruir el tejido intestinal y ayudar a que la infección se propague al paciente. Por lo general, el plasminógeno y su forma activa de plasmina se implementan de manera estrictamente controlada para descomponer el tejido cicatricial y ayudar en la cicatrización de heridas, según un estudio publicado en la prestigiosa revista Gastroenterology.
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Los científicos ya tienen una idea para un tratamiento eficaz: "Descubrimos que el anticuerpo que impedía la activación del plasminógeno detuvo la progresión de la infección y el daño tisular", dijo Milena Awad, que formaba parte del equipo responsable del estudio.
`` El anticuerpo tiene una amplia gama de aplicaciones porque el sistema del plasminógeno no está regulado en una amplia variedad de enfermedades inflamatorias e infecciosas graves; por ejemplo, es muy probable que el sistema del plasminógeno sea la causa del devastador daño pulmonar observado en COVID-19, dijo el copresidente del estudio y biólogo estructural Prof. James Whisstock.
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