El absceso mamario complicado por inflamación es una afección principalmente de mujeres que amamantan y muy raramente ocurre fuera del período del puerperio. La aparición de un absceso después del primer embarazo es un factor predisponente para el desarrollo de una lesión similar en cada embarazo posterior.
Un absceso mamario suele aparecer durante el período de lactancia y va precedido de mastitis. El mecanismo de formación de abscesos es relativamente simple y se asocia con una salida de leche alterada de los conductos lácteos dilatados, en los que hay una retención gradual de alimentos. Esta condición promueve la multiplicación de patógenos, principalmente estafilococos - Staphylococcus aureus. Un factor adicional que contribuye a la colonización de bacterias son las puertas abiertas de la infección: las lesiones mecánicas del pezón resultantes de un agarre inadecuado del seno por parte del recién nacido. Si se forma un absceso fuera del puerperio y no está asociado con la lactancia, es probable que se forme sobre un quiste preexistente. Las inflamaciones no relacionadas con la lactancia incluyen inflamación peripapilar, fístula del pezón y dilatación de los conductos lácteos.
Un absceso no es más que un reservorio de líquido rodeado por una bolsa, con inflamación local, a la que están predispuestos los siguientes:
- Observación demasiado prolongada de un absceso sin la implementación de los procedimientos terapéuticos adecuados: retraso de la terapia con antibióticos o dosis terapéutica demasiado baja o duración demasiado corta de la administración del fármaco.
- renuncia a la lactancia materna con inflamación desarrollada
- antecedentes de absceso mamario con inflamación
- el desarrollo de la inflamación se ve favorecido por el flujo de salida bloqueado persistente de la mama afectada
Absceso mamario: síntomas
La inflamación de las mamas sobre la base del absceso generalmente se observa 2-3 semanas después del inicio de la alimentación. Los síntomas característicos incluyen:
- dolor en las mamas, y a la palpación, además del aumento de la sensibilidad de la mama, se palpa un endurecimiento puntual de los contornos regulares
- síntomas de inflamación: calor excesivo, enrojecimiento de la piel en el área afectada de la piel
- ganglios linfáticos adyacentes agrandados y dolorosos, principalmente en la axila
- síntomas generales: malestar general, debilidad, fiebre, taquicardia y marcadores de inflamación elevados en las pruebas de laboratorio: PCR o VSG y leucocitosis moderada.
El absceso mamario formado a partir de un quiste, no relacionado con la lactancia, da un cuadro clínico similar al observado en el curso del cáncer de mama:
- dolor de mama no relacionado con la menstruación
- fuga de secreción patológica del pezón
- retracción del pezón
- tumor palpable.
Estos son síntomas de alarma y, por lo tanto, siempre requieren un diagnóstico cuidadoso.
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El examen de primera línea en caso de sospecha de absceso mamario es la ecografía. La presencia de contenido líquido en el tanque permite perforarlo y vaciarlo, por supuesto, bajo control de ultrasonido. El material recolectado se envía para examen microbiológico. La identificación del patógeno patógeno permite una terapia antibiótica dirigida, lo que sin duda acelera el proceso diagnóstico y terapéutico y, desde el punto de vista del paciente, el tiempo de mejora se acorta significativamente.
Tratamiento de un absceso mamario
Rara vez se observa una recuperación espontánea de los síntomas. El pilar del manejo terapéutico es la antibioterapia, que suele iniciarse antes de obtener el resultado de una prueba microbiológica. El período de lactancia es una contraindicación para la administración de muchos antibióticos, por lo que las opciones de tratamiento son muy limitadas.
Además de la terapia con antibióticos, se practica un tratamiento sintomático: medicamentos antiinflamatorios no esteroides. En este caso, se debe tener especial cuidado en personas con antecedentes de enfermedad ulcerosa gástrica y duodenal, porque los AINE tienen un fuerte efecto ulcerogénico.
Sucede que el reservorio del absceso es pequeño y la cantidad de contenido es insignificante. Esto permite aspirar líquido bajo guía ecográfica. El tratamiento es eficaz, pero requiere repetición. Los abscesos más grandes requieren drenaje quirúrgico, realizado en un quirófano, después de anestesia local. Por lo general, los pacientes son remitidos al hospital para una breve hospitalización, durante la cual se realiza una incisión en el absceso y se evacuan los contenidos purulentos. Después del procedimiento, el lecho del absceso se llena con un filtro. No es más que una goma estéril que drena sucesivamente los restos de secreciones patológicas. Después de un tiempo, se retira el filtro y la herida se trata quirúrgicamente (generalmente requiere una sola sutura). Si se evita demasiado la incisión de un absceso, aumenta la probabilidad de recurrencia.
La situación empeora con el absceso mamario y la inflamación fuera del puerperio. El tratamiento es difícil, suele ser temporal y las recaídas son muy frecuentes. En muchos casos, las incisiones estándar de abscesos se complican por la formación de una fístula. El procedimiento radical consiste en extirpar el tejido inflamado, que luego se traslada para examen histopatológico con el fin de excluir cambios neoplásicos. Cada caso diagnosticado de absceso mamario debe diferenciarse de un quiste de la leche, pero sobre todo de un tumor mamario inflamatorio o no inflamatorio, incluido el cáncer de mama.
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