El reflujo enterogástrico es un trastorno funcional del tracto gastrointestinal. El reflujo enterogástrico ocurre cuando el contenido alcalino del duodeno junto con las sales biliares, en lugar de viajar al intestino delgado, regresa al estómago. Allí se mezcla con los ácidos digestivos y es tóxico para la mucosa de este órgano.
El reflujo enterogástrico (reflujo duodenogástrico) es común en pacientes a quienes se les ha extirpado la vesícula biliar. Pero hay más razones para la aparición de reflujo gastrointestinal.
Reflujo enterogástrico: causas
Las causas del reflujo gastrointestinal no están del todo claras. El reflujo probablemente sea causado por alteraciones en el trabajo de los nervios que llegan al duodeno y los conductos biliares (por lo tanto, el reflujo es común en pacientes después de la extirpación de la vesícula biliar). Además, puede ser la relajación excesiva del píloro, un cambio en su actividad motora o una disminución en la fuerza del peristaltismo.
El reflujo duodenogástrico puede causar, por ejemplo, agrandamiento (hiperplasia) de los hoyuelos del estómago, vasodilatación y estasis sanguínea. Además, la bilis penetrante afecta la secreción de prostaglandinas, que son responsables de la actividad de los mecanismos de defensa de la mucosa gástrica.
Reflujo enterogástrico: síntomas
El reflujo gastro-gástrico causa principalmente un dolor abdominal superior muy desagradable acompañado de vómitos biliares.
Reflujo enterogástrico: diagnóstico
El diagnóstico se realiza sobre la base de pruebas de radioisótopos (la llamada prueba de Hida). El paciente ingiere una comida que contiene un marcador isotópico, que tiñe el contenido del duodeno, que luego es visible en la radiografía tomada más tarde. Se puede ver si el contenido del duodeno regresa al estómago. El médico también puede solicitar una prueba de bilitec, es decir, una medición de la cantidad de bilis en el estómago durante el día. Se inserta una sonda conectada a una pequeña grabadora a través de la nariz a través de la nariz con anestesia local. Si la bilis sale del duodeno, notará que la cantidad en el estómago aumenta.
Reflujo enterogástrico: tratamiento
El gastroenterólogo decide sobre el tratamiento del reflujo gastrointestinal. Entre los fármacos, se suelen utilizar inhibidores de la bomba de protones y fármacos propulsores. Los inhibidores de la bomba de protones inhiben la producción de ácido clorhídrico, lo que aumenta el pH en el estómago. Los fármacos propulsores aumentan la peristalsis intestinal, lo que reduce el flujo de bilis desde el duodeno al estómago. El reflujo se trata relativamente raramente con cirugía.
Reflujo gastroentérico: la dieta es fundamental
En el tratamiento del reflujo gastro-gástrico es sumamente importante una dieta adecuada y de fácil digestión, con comidas que deben ser pequeñas, consumidas 5-6 veces al día, preferiblemente en horarios fijos. Las bebidas carbonatadas, las especias picantes, el café, el té y los cigarrillos deben excluirse de la dieta.
Reflujo entero-gastro-esofágico
Hablamos de reflujo gastroesofágico cuando el reflujo gastroesofágico se acompaña de reflujo gastroesofágico. Esto sucede cuando la presión en el estómago es mucho mayor que en el esófago, es decir, cuando la presión del estómago-esófago es compensada incorrectamente por el mecanismo cardiaco.
Lea también: Dieta para el estómago. Consejos importantes cuando padece reflujo ácido o úlceras Indigestión. ¿Sigue siendo indigestión o reflujo? Impedancia esofágica: una prueba para diagnosticar el reflujo gastroesofágico Manometría esofágica: una prueba para detectar el reflujo y otras enfermedades del esófago