La asertividad no es una habilidad innata, sino una habilidad adquirida, por lo que se puede entrenar la asertividad. Saber actuar para mantener nuestros propios límites sin herir a los demás, combinado con ejercicio y práctica, dará sus frutos en la forma de cuidarnos a nosotros mismos, expresar con calma nuestros pensamientos y sentimientos y decir hábilmente que no.
Para comprender qué es el comportamiento asertivo, es importante comprender qué es el comportamiento agresivo y sumiso. Cuando somos agresivos, somos eficaces y confiados, pero no respetamos las necesidades de los demás. Queremos llamar la atención o dominar a alguien. Gritamos, ignoramos, ridiculizamos, interrumpimos o no escuchamos a otras personas. A menudo decimos "nunca puedes contar contigo", "tienes que ayudarme", "tú como siempre". Por otro lado, cuando somos sumisos, estamos dispuestos a ayudar, gentiles y amables con el interlocutor, pero sentimos que estamos renunciando a nuestros derechos, y por lo tanto a nosotros mismos. A menudo actuamos en contra de nosotros mismos, por ejemplo, volvemos a prestar un vestido a nuestra amiga, aunque ya nos ha devuelto dañados o sin lavar muchas veces. Entonces nos sentimos frustrados, impotentes y culpables con nosotros mismos y el medio ambiente. Cuando cedemos, a menudo decimos: "Desafortunadamente no puedo, lo siento", "está bien, lo haré".
¿Por qué las mujeres son menos asertivas?
Las mujeres a menudo tienen problemas con el comportamiento sumiso. ¿De dónde viene? En gran medida, la forma en que nos educaron: se suponía que debíamos ser educados, serviciales y amables, porque se suponía que las chicas eran así. Imbuidos de estos estereotipos, como adultos a veces somos pasivos, inseguros y dependientes de los demás. Cuando escuchamos a nuestro alrededor que somos el sexo más débil, más emocional y menos lógico, a veces es para que ni siquiera intentemos actuar de otra manera. No emprendemos diversas iniciativas porque asumimos el fracaso de antemano. Como madres y esposas, aprendemos a ser amables, comprensivos y pacientes. A menudo también ayudamos a los padres mayores, apoyamos a los niños; estas actividades de cuidado y educación están inscritas en roles de género. Incluso en el trabajo, cuando hay un conflicto, a menudo tratamos de ceder. Es difícil para nosotros señalar nuestras necesidades porque nos han enseñado a sentir empatía y empatía con los problemas de los demás. A menudo, los comportamientos sumisos son el resultado de una baja autoestima, que ya se forma en la infancia en la relación con los padres y otras personas importantes para nosotros (por ejemplo, compañeros). Cuando en la niñez no recibimos suficiente apoyo, calidez, amor o aceptación, nuestras creencias sobre nosotros mismos son en muchos casos negativas, pensamos, por ejemplo, "no merezco que los demás me respeten, no soy importante, mis necesidades son menos importantes que otro". Entonces, el comportamiento sumiso es más fácil. Afortunadamente, como adultos, podemos fortalecer nuestra autoestima sacando fuerzas de nuestros logros y éxitos, o trabajando con un psicólogo o psicoterapeuta. Esto nos facilitará ser asertivos.
Capacidad para decir: ¿qué palabras usar?
Sucede que tenemos que decirle que no a nuestros familiares, por ejemplo, a un hermano que nos invita a una parcela, y tenemos el onomástico de un amigo en ese momento. ¿Cómo negarse asertivamente? Ejemplo: mamá nos pide que vayamos a cenar con ella el domingo y tenemos un viaje familiar planificado al cine. No nos disculpamos con ella, no decimos "lamentablemente no puedo, lo siento mucho". Las frases útiles son: "Lo haré", "Decidí", "Decidí", "Quiero", "Elijo", "Es importante para mí". La negativa asertiva es firme, directa y honesta. Hay tres elementos en él: la palabra "no", una declaración de lo que no haremos y la justificación del rechazo: "No iré a su almuerzo porque tengo planeado ir al cine". Es importante que nos refiramos a nuestros planes, y no a lo que dice mamá, es decir, no decimos: "No voy a venir a cenar, porque estuve en tu casa a cenar hace una semana". Tampoco nos referimos a circunstancias externas como el mal tiempo o el hecho de que fue mi marido quien lo persuadió de ir al cine. Si queremos ir al cine, lo decimos con sinceridad. Recuerde que tenemos derecho a negarnos y a no sentirnos culpables, incluso si mamá comienza a quejarse de que la visitamos muy raramente.
¿Cómo reclamar sus derechos en el trabajo?
La asertividad en el lugar de trabajo reduce el número de conflictos, evita la manipulación por parte de otros, reduce la tensión nerviosa y el estrés, facilita la comunicación con los compañeros, gracias a lo cual el clima laboral mejora y podemos centrarnos en nuestros objetivos profesionales. Sin embargo, recuerde que una negativa asertiva no se aplica a la orden del jefe. Ejemplo: trabajamos en una oficina de una docena de personas. Desde hace algún tiempo, mi amigo pide ayuda con pequeñas cosas que no forman parte de nuestros deberes. La ayudamos, pero nos enojamos cada vez más. Esta actitud es sumisa y frustrante. Debemos cuidar nuestros propios derechos, pero al mismo tiempo no lastimar a nuestro amigo de manera agresiva. Habla con ella con calma, pero no te disculpes ni te sientas culpable. Podemos decir: “No te voy a ayudar hoy porque estos trabajos no son mi trabajo. No me pidas más ayuda. Me siento usado ". Quizás su amiga reaccione negativamente: se ofenderá o se sentirá desagradable. No tenemos ninguna influencia en su comportamiento y emociones y no deberíamos sentirnos culpables si afirmamos nuestros derechos de manera asertiva.
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