Los linfocitos B son células del sistema inmunológico humano, pertenecientes al llamado glóbulos blancos (leucocitos). La principal tarea de los linfocitos B es proteger nuestro organismo frente a agentes infecciosos mediante la producción de anticuerpos de defensa. Los linfocitos B también son capaces de transformarse en células de memoria inmunológica, gracias a las cuales desencadenan una reacción de defensa rápida y eficaz durante el contacto repetido con el patógeno. Averigüe dónde se forman los linfocitos B, cómo avanza su proceso de maduración y cómo realizan sus funciones inmunes. ¿Cuál es la concentración normal de células B en la sangre?
Tabla de contenido
- Mecanismos del sistema inmunológico humano.
- Linfocitos B: el proceso de formación y maduración.
- Actividad y funciones de los linfocitos B
- Linfocitos B - concentración sanguínea normal
- Disfunción de los linfocitos B
- deficiencias de inmunidad humoral
- Enfermedades autoinmunes
- Proliferación de linfocitos B
Mecanismos del sistema inmunológico humano.
Los mecanismos de defensa del sistema inmunológico humano se pueden dividir en dos grupos principales: congénitos y adquiridos. La inmunidad innata es la primera línea de defensa contra los patógenos; así es como respondemos a cualquier agente infeccioso que intente atacarnos.
Las células de la inmunidad innata se ocupan principalmente de la producción de inflamación, cuya tarea es eliminar la causa de la amenaza. Los síntomas característicos de la inflamación incluyen un aumento de la temperatura, un aumento local del flujo sanguíneo, hinchazón y dolor. Otros mecanismos de respuesta inmune temprana también incluyen:
- conexiones estrechas entre las células de la epidermis y las membranas mucosas, evitando la penetración de microorganismos
- reflejos de defensa naturales, como toser, lagrimeo, estornudos o diarrea en caso de una infección gastrointestinal
- la presencia de sustancias bactericidas en la superficie de la piel
- secreción de ácido clorhídrico por las células parietales del estómago
- Colonización permanente de la superficie de la piel y las membranas mucosas por microflora natural.
La respuesta inmune innata es muy importante en las primeras etapas de la defensa del cuerpo contra los patógenos. Desafortunadamente, en muchos casos sigue siendo insuficiente. Entonces nuestro sistema inmunológico alcanza la segunda línea de defensa: la inmunidad adquirida.
Los mecanismos de inmunidad adquiridos son mucho más eficaces para combatir las infecciones. El secreto de su eficacia es la generación de una respuesta específica, es decir, adaptada individualmente a cada tipo de patógeno. Las células que producen esta defensa "hecha a medida" son los linfocitos.
Los linfocitos tienen la capacidad de reconocer con precisión un agente infeccioso, seleccionar la respuesta antiinfecciosa más eficaz y "guardarla" en la memoria inmunitaria. Esto hace que la respuesta repetida al mismo patógeno sea aún más rápida y eficaz.
La comprensión del fenómeno de la memoria inmunológica hizo posible inventar uno de los métodos más efectivos de protección contra enfermedades infecciosas: las vacunas preventivas.
Linfocitos B: el proceso de formación y maduración.
Los linfocitos humanos se dividen en dos grupos, que se diferencian en el proceso de maduración y la función. Distinguimos entre ellos:
- Linfocitos T
- Linfocitos B
Las células T que maduran en el timo son las principales células del llamado respuesta inmune celular. Los mecanismos de la inmunidad celular se ocupan principalmente de combatir aquellos patógenos que pueden penetrar en las células humanas (por ejemplo, virus).
Los linfocitos B, por otro lado, participan en el segundo tipo de respuesta específica: la llamada inmunidad humoral. Su tarea es producir anticuerpos que permitan la destrucción de patógenos extracelulares (por ejemplo, la mayoría de las bacterias).
El lugar donde se producen las células B es la médula ósea. Allí, los linfocitos B jóvenes aprenden a distinguir correctamente entre estructuras propias y extrañas. Para que una célula B se libere de la médula ósea al torrente sanguíneo, debe ser capaz de detectar patógenos y también tolerar las propias células del cuerpo. De lo contrario, pueden producirse enfermedades autoinmunes, es decir, aquellas en las que el sistema inmunológico ataca a sus propios tejidos como resultado de reconocerlos como extraños.
Después de salir de la médula ósea, las células B viajan a los órganos linfoides periféricos. Estos incluyen el bazo y los ganglios linfáticos. En estos sitios, las células B encuentran constantemente antígenos extraños ("etiquetas" por las que reconocen los microbios).
El reconocimiento de dicho marcador conduce a la activación de los linfocitos B. Luego comienzan a multiplicarse, lo que se manifiesta por el agrandamiento de los ganglios linfáticos durante la infección. Para que el linfocito B cumpla su función diana, es decir, para producir anticuerpos específicos contra un patógeno dado, debe pasar a la etapa final de maduración.
Durante la diferenciación final, el linfocito B puede transformarse en 2 tipos de células:
- plasmocito (célula plasmática), cuya función es producir una gran cantidad de anticuerpos (inmunoglobulinas)
- Linfocito B de memoria, es decir, una célula que almacena información sobre un tipo determinado de patógeno.Tras el contacto repetido con este microorganismo, el linfocito B de memoria se transforma rápidamente en un plasmocito, produciendo anticuerpos dirigidos específicamente contra él.
Actividad y funciones de los linfocitos B
Ahora que sabemos cómo maduran los linfocitos B para realizar sus funciones, echemos un vistazo más de cerca a sus actividades en el cuerpo. Las funciones más importantes de los linfocitos B incluyen:
- presentación de antígeno
Los linfocitos B no solo llevan a cabo sus propias actividades de defensa (a través de la producción de anticuerpos), sino que también ayudan a otras células del sistema inmunológico a reconocer microbios extraños. Esta función se denomina presentación de antígeno (antígeno = "etiqueta" del microorganismo).
Cuando el linfocito B reconoce al "intruso", adhiere un fragmento de él a su superficie y se lo muestra a otras células inmunes, lo que indica la necesidad de destruirlo. Gracias a esto, es posible activar mecanismos de defensa multidireccionales.
- producción de citocinas
Las citocinas son pequeñas moléculas de proteínas que transportan señales de que un patógeno está invadiendo. Un aumento repentino en la producción de citocinas activa una "alarma" para el sistema inmunológico y conduce a la activación de sus células. La producción de ciertos tipos de citocinas permite el cambio de la respuesta inmune a la más necesaria en una situación dada (por ejemplo, antibacteriana, antiviral o antiparasitaria).
- producción de anticuerpos (inmunoglobulinas)
La producción de anticuerpos es una característica única de los linfocitos B maduros. Un anticuerpo es un tipo de proteína especialmente adaptada a un patógeno dado para neutralizarlo. Un agente infeccioso (bacteria, virus o parásito extracelular) ya no es peligroso cuando se combina con el anticuerpo. También se convierte en un blanco fácil para las células del sistema inmunológico (por ejemplo, células alimentarias), que luego pueden reconocerlo y neutralizarlo.
Los linfocitos B pueden producir 5 clases de inmunoglobulinas:
- IgM: son anticuerpos que se forman en la fase más temprana de la respuesta de los linfocitos B. Aunque se forman muy rápidamente, no son muy específicos. La presencia de anticuerpos IgM en la sangre indica una exposición reciente al organismo.
- IgA: es un tipo de anticuerpos que desempeñan funciones importantes en lugares de contacto directo con patógenos. Las inmunoglobulinas IgA se secretan sobre la superficie de las membranas mucosas en el tracto digestivo, el tracto respiratorio y el sistema genitourinario.
- IgE: estos son los principales anticuerpos involucrados en las reacciones alérgicas. La presencia de anticuerpos IgE en la sangre contra alérgenos específicos puede causar síntomas de rinitis alérgica, conjuntivitis alérgica o asma bronquial cuando se expone a este alérgeno. Los anticuerpos IgE también son los principales anticuerpos responsables de combatir los parásitos.
- IgD: es la clase de anticuerpos menos comprendida, presente constantemente en la superficie de los linfocitos B.
- IgG: estos son los anticuerpos más efectivos. Surgen en la respuesta humoral más madura y se adaptan mejor al patógeno en cuestión. La concentración de anticuerpos IgG en la sangre es la más alta de cualquier tipo de inmunoglobulina.
Linfocitos B - concentración sanguínea normal
En la mayoría de los análisis de sangre de rutina, todos los linfocitos (B y T) se miden juntos.
La norma de concentración de linfocitos es de 1000 a 5000 en 1 μl de sangre.
El porcentaje de linfocitos en toda la población de glóbulos blancos también es importante. Los linfocitos deben constituir del 20 al 45% de todos los leucocitos.
Un aumento en la cantidad de linfocitos (linfocitosis) acompaña a las infecciones e infecciones, principalmente causadas por virus. Los crecimientos neoplásicos de estas células pueden ser una causa menos común de exceso de linfocitos. La linfocitosis también es un síntoma de inflamación crónica (por ejemplo, en enfermedades autoinmunes).
La reducción en el número de linfocitos se llama linfopenia. La linfopenia puede ser causada por varios tipos de inmunodeficiencia. A veces, la reducción en el recuento de linfocitos es el resultado de tomar medicamentos (u otras sustancias) que afectan la función de la médula ósea y evitan la producción de suficientes linfocitos.
Disfunción de los linfocitos B
Entre las enfermedades asociadas con la actividad anormal de los linfocitos B, podemos distinguir alteraciones en su número y función. Tanto la deficiencia como el exceso de linfocitos B pueden tener un impacto negativo en nuestra salud.
En algunas enfermedades, los linfocitos B están presentes en la concentración correcta pero no funcionan correctamente. Este es el caso, por ejemplo, de las enfermedades autoinmunes en las que las células B "rechazan" incorrectamente los propios tejidos del cuerpo.
- deficiencias de inmunidad humoral
Las deficiencias de inmunidad humoral congénita son enfermedades asociadas con una disminución en el número de linfocitos B o un deterioro significativo de la producción de anticuerpos. Por lo general, los primeros síntomas de la inmunodeficiencia ya aparecen en la infancia: infecciones recurrentes e infecciones crónicas que son difíciles de tratar. Ejemplos de inmunodeficiencias humorales congénitas son:
- Enfermedad de Bruton, que consiste en la alteración de la maduración de los linfocitos B. Hay trazas de linfocitos B en la sangre y prácticamente no hay anticuerpos.
- inmunodeficiencia común variable (IDCV), caracterizada por una reducción en el nivel de anticuerpos y la coexistencia de cáncer, enfermedades alérgicas y autoinmunes
- síndrome de hiper-IgM, causado por la falta de desarrollo de anticuerpos no IgM. Existen importantes deficiencias de inmunoglobulinas IgA, IgE e IgG
Desafortunadamente, hasta ahora no se han desarrollado métodos para el tratamiento causal de la inmunodeficiencia humoral. El método básico de terapia es la administración constante de anticuerpos de donantes (el llamado reemplazo de inmunoglobulina) a los pacientes.
- Enfermedades autoinmunes
Una de las etapas clave de la maduración de las células B en la médula ósea es la llamada selección negativa. Su esencia es "enseñar" a los linfocitos B a reconocer antígenos extraños y eliminar aquellos que reconocen sus propias células como patógenas.
La pérdida de tolerancia de los linfocitos B a los autoantígenos es una de las causas de las enfermedades autoinmunes. Los linfocitos B luego comienzan a producir el llamado autoanticuerpos, es decir, anticuerpos dirigidos contra las propias células del cuerpo. Los ejemplos de enfermedades autoinmunes asociadas con la actividad anormal de las células B incluyen:
- esclerosis múltiple
- artritis reumatoide
- lupus eritematoso sistémico
- Proliferación de linfocitos B
Los linfocitos B en cualquier etapa de su desarrollo pueden escapar de los mecanismos de control naturales del cuerpo y comenzar a multiplicarse incontrolablemente. Los crecimientos neoplásicos de linfocitos B pueden adoptar las siguientes formas:
- linfomas (donde las células cancerosas afectan principalmente a los ganglios linfáticos)
- leucemia (donde las células cancerosas se encuentran en la médula ósea y la sangre)
Las neoplasias más comunes derivadas de los linfocitos B (en diversas etapas de maduración) son:
- leucemia linfoblástica aguda
- leucemia linfocítica crónica
- Linfoma de Hodgkin
- linfoma folicular
En este punto, vale la pena mencionar un cáncer más: el mieloma múltiple. Este tipo de cáncer consiste en la multiplicación incontrolada de plasmocitos, que producen grandes cantidades de un anticuerpo específico (el llamado anticuerpo monoclonal).
Bibliografía:
- "Immunologia" K.Bryniarski, Edra Urban & Partner, Wrocław 2017
- "Linfocitos B: cómo se desarrollan y funcionan" Tucker W. LeBien y Thomas F. Tedder, Blood 2008 112: 1570-1580, acceso en línea
- 3. Kontny E, Maśliński W. Artículo de revisión: Linfocitos B: el papel fisiológico y la implicación en la patogenia de la artritis reumatoide. Reumatología / Reumatología. 2006; 44 (3): 150-161., Acceso en línea
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