Investigaciones recientes realizadas por científicos en Europa sugieren que es probable que la tasa de mortalidad por coronavirus sea menor en países donde las dietas son ricas en vegetales fermentados. ¡Esto es solo una prueba de que el ensilado es muy saludable!
A principios de este año, Jean Bousquet (Charité, Universitätsmedizin Berlin) y sus colegas investigaron si la dieta podría contribuir a las diferencias significativas en la tasa de mortalidad por COVID-19 que se habían observado entre países. El estudio encontró que en algunos países con bajas tasas de mortalidad, el consumo de alimentos fermentados tradicionales era alto.
Los investigadores dicen que si su hipótesis se confirma en estudios futuros, COVID-19 será la primera epidemia de enfermedades infecciosas que involucre los mecanismos biológicos involucrados en la pérdida de la "naturaleza".
Los cambios significativos en el microbioma provocados por la vida moderna y el menor consumo de alimentos fermentados pueden haber aumentado la propagación o la gravedad de la enfermedad.
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Diferencias de mortalidad
Desde que comenzó el brote de COVID-19 en Wuhan, China, a fines del año pasado, ha mostrado variaciones geográficas significativas e inexplicables en la cantidad de personas infectadas y en las tasas de mortalidad.
En Europa, por ejemplo, las tasas de mortalidad en Italia, Francia y el Reino Unido eran muy altas en comparación con los Balcanes y algunos países escandinavos. Se han observado discrepancias similares en todo el mundo.
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El papel potencial de la nutrición
Todos los alimentos tienen propiedades antioxidantes y se espera que la nutrición desempeñe un papel mitigador contra el COVID-19. El proceso de fermentación aumenta la actividad antioxidante de los productos alimenticios, como la leche, las frutas, las verduras y la carne.
Bousquet y su equipo plantearon la hipótesis de que el consumo de alimentos fermentados podría explicar algunas de las diferencias en las tasas de mortalidad por COVID-19 entre países de Europa.
Para probar la hipótesis, el equipo utilizó información de la base de datos completa de consumo de alimentos europeo de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para evaluar el consumo específico de cada país de varios alimentos fermentados, como verduras, leche, yogur, leche agria y verduras en escabeche. .
Las tasas de mortalidad de COVID-19 se calcularon a partir de información del Johns Hopkins Coronavirus Resource Center y se utilizó EuroStat para obtener datos sobre los factores de confusión por país, incluido el producto interno bruto, la densidad de población, el porcentaje de personas mayores de 64 años, la tasa de desempleo y prevalencia de obesidad.
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Los resultados de la investigación
Los investigadores informaron que de todas las variables consideradas, solo las verduras fermentadas tuvieron un impacto significativo en la mortalidad en los países individuales.
Por cada gramo de aumento diario en el consumo promedio nacional de vegetales fermentados, el riesgo de mortalidad por COVID-19 ha disminuido en un 35,4%.
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Si bien este estudio solo apunta al papel de la dieta en el COVID-19, sin embargo, es otra pieza de la hipótesis que sugiere que los alimentos fermentados tradicionales pueden estar involucrados en la prevención del COVID-19 severo a nivel de país, dice news.medical.net.
Si se confirma esta hipótesis, COVID-19 será la primera epidemia de enfermedades infecciosas cuyos mecanismos biológicos están relacionados con la pérdida de la naturaleza, escribe el equipo: `` Cuando la vida moderna ha llevado al consumo de cantidades reducidas de alimentos fermentados, el microbioma ha cambiado drásticamente, lo que puede haber facilitado la propagación del SRAS. -CoV-2 o su agravamiento.
La hipótesis debe probarse en estudios individuales realizados en países donde es común un alto consumo de vegetales fermentados, concluye el equipo.