El gigantismo es una enfermedad rara caracterizada por una estatura anormalmente alta. Sus primeros síntomas pueden aparecer ya en la infancia o la adolescencia temprana, cuando los huesos aún no se han unido y los cartílagos de crecimiento se han osificado. El hombre más alto de la historia que padecía gigantismo medía 272 cm.
El gigantismo, es decir, el crecimiento excesivo del esqueleto y la masa corporal, se divide con mayor frecuencia en gigantismo pituitario y gigantismo eunucoide. La primera suele ser causada por trastornos de la glándula pituitaria relacionados con la secreción de demasiada hormona del crecimiento. Esto generalmente es causado por un adenoma pituitario, un tumor benigno que comprime los nervios circundantes, interrumpiendo el funcionamiento de esta importante glándula. La sobreproducción de la hormona del crecimiento en los niños causa gigantismo y acromegalia en los adultos (ocurre con mayor frecuencia entre los 30 y los 45 años de edad). En ambos casos, no solo ocurre un crecimiento excesivo, sino que la enfermedad también afecta el crecimiento de los tejidos blandos, lo que provoca el agrandamiento de las manos, los pies y la mandíbula inferior. También se acompaña de otros síntomas, que incluyen:
- pérdida del campo visual lateral
- hipertensión
- debilidad muscular
- diabetes
- dolores articulares y de columna.
Además del gigantismo pituitario, también existe el gigantismo eunucoide, causado por una deficiencia de hormonas sexuales. Provoca una osificación tardía de los huesos y una maduración sexual retrasada, que por un lado provoca un crecimiento excesivo y, por otro lado, provoca trastornos visibles de la maduración sexual (por ejemplo, ausencia de pelo en los lugares íntimos, ausencia de mutaciones en los chicos o menstruación en las chicas).
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Todos los síntomas perturbadores que sugieran gigantismo deben consultarse con un médico. Esto es importante ya que el tratamiento temprano generalmente brinda un mejor pronóstico. Además, el médico debe confirmar que el paciente no padece otras enfermedades que también se manifiestan como sobrecrecimiento. Necesitas, entre otros para excluir el síndrome de Carney (una enfermedad rara en la que se desarrollan varios cánceres al mismo tiempo), el síndrome de McCune-Albright (una enfermedad genética en la que la secreción excesiva de hormona del crecimiento es uno de los síntomas) o la adenomatosis múltiple tipo 1 (una enfermedad genética en la que puede haber, entre otros, un tumor de la glándula pituitaria anterior).
Las pruebas básicas en caso de sospecha de gigantismo son la tomografía computarizada o la resonancia magnética, que darán respuesta al cien por cien a la pregunta de si estamos ante un tumor hipofisario. Además, debe realizar pruebas hormonales, que incluyen determinación de los niveles de prolactina, niveles de hormona del crecimiento, hormonas suprarrenales, hormonas sexuales. Solo los resultados de estos estudios darán una imagen completa de si el paciente sufre de gigantismo, qué tipo y qué tan avanzada está la enfermedad.
Gigantismo: Tratamiento
En el caso del gigantismo hipofisario, el tratamiento consiste principalmente en intentar extirpar el tumor que es la causa fundamental de la enfermedad. Si no es posible eliminarlo por completo o si hay contraindicaciones para la cirugía, se usa la terapia con somatostatina, que inhibe la secreción de la hormona del crecimiento. En el caso del gigantismo eunucoide, el tratamiento consiste en complementar las deficiencias de hormonas sexuales. El médico selecciona la dosis adecuada y posiblemente la modifica debido a los resultados de las pruebas de control.
Vale la pena saberloGigantismo: casos conocidos
El caso más famoso de un paciente que padecía gigantismo fue el de Robert Wadlow. Nació en 1918 en Estados Unidos. Nació un apuesto recién nacido, que pesaba casi 4 kg, pero ya un año y medio después alcanzó un peso de 30 kg. Cada año se hacía más alto y corpulento: a los 12 años ya medía 210 cm. Después de muchas consultas y pruebas médicas, resultó que tenía un tumor en la glándula pituitaria, pero sus padres decidieron no someterse a una cirugía. A principios del siglo XX, se asoció con el riesgo de numerosas complicaciones, e incluso potencialmente mortales. Desafortunadamente, el alto crecimiento de Robert Wadlow y el crecimiento de la masa de tejido (tenía manos y pies grandes) causaron muchos problemas de salud y, como resultado, también lo llevaron a su muerte. Con zapatos especialmente diseñados para él, se frotó el tobillo y se infectó. Cuando murió, tenía solo 22 años y medía 272 cm. Actualmente, el hombre vivo más alto del mundo es el Sultán Kösen de Turquía. Mide 251 cm y, al igual que Robert Wadlow, le diagnosticaron un tumor de la glándula pituitaria. Afortunadamente, Kösen se sometió a un novedoso tratamiento con secretagogos de la hormona del crecimiento hace unos años y finalmente dejó de crecer.
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